SOLD OUT LORENA GOMEZ LLEIDA

Ni una sola entrada a la venta desde días atrás para la parada de Lorena Gómez con ‘Me vuelvo a la vida’ en Lleida. Así llegaba Lorena Gómez a un escenario tan especial como el de ese Teatre de La Llotja, en la ciudad donde empezaba todo cuando era tan solo una niña. El rincón donde soñaba con ser cantante, a pesar de que, en esa primera intervención antes las cámaras de televisión, se resignaba. «Puericultura y cantante, pero como cantante no se puede ser…», decía entonces, antes de añadir: «Porque esto hay que llegar muy lejos, y yo no sé si llegaré tan lejos». Estas frases quedaban recogidas en el breve documental ‘Entre acordes y emociones’ que se proyectaba justo antes de que arrancara el espectáculo.

Al ritmo de ese corazón que late debajo de cada una de las historias que dan forma al disco más personal de una de las voces más privilegiadas del panorama nacional, arrancaba el ‘show’, con casi dos horas de música en vivo, con el tema que da nombre al trabajo: ‘Me vuelvo a la vida’. Tras ello, ‘Combatir el dolor’ servía de puente hacia la primera de las intevernciones de una Lorena muy emocionada, pero que era capaz de contener las emociones. Porque lo primero que hacía, tras dar las buenas noches, era asegurar que, en su caso, jamás ha sentido aquello de que nadie es profeta en su tierra.

Paseo medida por su repertorio

Delante de esos, aproximadamente 1.000 espectadores, la artista cabalgaba a través del ‘tracklist’ de ese álbum de estudio con el que, días antes de subirse a ese escenario, conocía tener cinco nominaciones previas a los Premios MIN. Desde ‘Pequeño Gigante’ a ‘Cara bonita’, pasando por ’20 de septimebre’, ‘Si yo pudiera verte’, ‘De otro planeta’ o el ‘Indomable’ en el que convertía en protagonista inesperada a una de las asistentes. Su sueño era cantarlo, mano a mano, con Lorena. Y, como la artista sentenciaba, esa era una noche en la que no iba a quedar ni un solo sueño por cumplir.

Una cercanía y una naturalidad que también se manifestaba al compás de ‘Bailar’, paseo entre las primeras filas del audiotorio incluido. Un momentazo que llegaba después de la petición de, una vez habiendo entrado todos en calor, la gente se pusiera de pie para acompañarla en dos de esos temas en los que pone su garra y la potencia vocal al servicio de su repertorio: ‘Ojo de halcón’ y ‘Ganas tú’. Un ‘show’ a lo largo del que era capaz de medir y equilibrar los tempos de esos temas que llevaban a vivir una noche única dentro de su gira. Y una velada en la que, por supuesto, no faltaba el homenaje y la reivindicación por la copla.

Homenaje a sus inicios

Porque, a pesar de reconocer que puede que no sea tan comercial, a ella le gusta ser fiel a sus raíces y a esos orígenes en los que, delante de sus familiares y círculo más cercano, cantaba por las grandes como Marifé de Triana. Rescataba a Rocío Dúrcal y ‘La gata bajo la lluvia’, que llevaba tiempo sin ofrecer en los directos. También una terna imprescindible de Rocío Jurado: ‘Señora’, ‘Mi amante amigo’ (con una demostración de poderío, al borde del escenario, sin necesidad de micrófono) y ‘En el punto de partida’. Tema este último que le servía para presentar a esa banda de mujeres que están detrás de ella en cada una de las paradas de su ‘tour’.

Angie Lofer a la cabeza, como directora musical y a los mandos del teclado, y May Johoy (batería), Carmen Niño (bajo), Susan Santos (guitarra) y Elena Castelló (eléctrica). Ellas son las responsables de un sonido que, en la noche de Lleida, contaban, además, con dos coristas de excepción: María Ayo y Rosana Galli. Una presentación, entre la demostración del virtuosismo de los giros a los que es capaz de someter a sus cuerdas vocales, tras la que desaparecía de escena, a pesar de que ahí no habían terminado las sorpresas que tenía preparada Lorena Gómez para un público tan especial como el de su tierra natal.

En un palco del recinto, sentada con los pies colgando hacia ese público entregado que en más de una ocasión coreó su nombre al unísono, aparecía para acariciar con la sutileza de ‘Todo bien’. Un contraste de emociones y de sonido con ‘El peón y la reina’, tema que servía para cerrar el ‘show’. Al menos, en lo musical. Porque Lorena Gómez le quedaba hacer una promesa, la de volver pronto a Lleida; y un gesto para salir a lo grande: besar las tablas sobre las que acababa de entregarse en cuerpo y alma a la pasión de la música. De su música.

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